Es una pequeña ciudad sacada como de un cuento de hadas, llena de muchos rincones por explorar, está a casi 3 horas en tren desde París, esta bella ciudad está situada al noroeste de Bélgica, tiene una población de casi 117 mil habitantes.
En su visita no pueden dejar de ir a Minnewater, este era uno de los puertos más importantes de la Europa Medieval, hace como unos 800 años está ciudad llegó a ser una de las ciudades más ricas de Europa y debía principalmente su riqueza a la venta y al comercio de la lana.
Esta se acabo cuando el Conde de Flandes decidió ya no vender y Brujas cayó en decadencia. La ciudad de Brujas logró prosperar gracias al canal natural que conecta con el mar y que por una tormenta en 1134 creció para permitir el paso fluido de embarcaciones detonando su industria de lana y volviendo a Brujas una de las ciudades más ricas en la Europa del siglo 15.
Muchas personas visitan Brujas en excursiones de medio día, pero otras prefieren dedicarle un par de días para explorar bien esta hermosa ciudad. Caminando por sus calles puedes contemplar su arquitectura porque así podrás ver que la ciudad definitivamente inspira a películas de cuentos de hadas.
Si eres una persona que te encanta comprar obsequios o artesanías, allí vas a tener para escoger que comprar, y como en pocas ciudades de Europa muchos de los recuerdos son artesanales y hechos en Bélgica y cabe resaltar que comprar chocolates allí es algo inevitable.
Tiene museos con reliquias históricas que no puedes dejar de visitar, Brujas alcanzó gran relevancia económica y prosperidad a partir del siglo 14 gracias a la manufactura y a la venta de lana así como el impulso de los banqueros italianos, de está manera Brujas se transformó en una especie de centro financiero de la Europa Medieval.
En la actualidad Brujas está a la altura de cualquier ciudad europea, está preparada para recibir a más de 9 millones de turistas anualmente, cuenta con una estación de tren que conecta con Bruselas y otras grandes ciudades como París.
Brujas es patrimonio cultural por la Unesco desde el año 2.000, gracias a su restaurado e impecable casco histórico y a sus canales antiguos que atraviesan la ciudad y le dan ese encanto característico entre las ciudades de Europa.