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jueves, 20 de octubre de 2022

EL ZAPATERO Y EL HOMBRE RICO


En una linda ciudad vivía un zapatero que siempre se
sentía contento y muy feliz, en su casa tenía un pequeño taller donde trabajaba muy fuertemente remendando zapatos y colocando suelas nuevas a los zapatos de sus clientes, era un trabajo duro pero él nunca se quejaba más bien lo que hacia era cantar mientras realizaba sus labores.

En la casa de al lado vivía un hombre de mucha plata pero dormía muy poco y mal y cuando lograba conciliar el sueño se despertaba por los cantos del zapatero que le llegaban a través de la pared, al otro día el vecino millonario fue a la casa del zapatero y le dijo, ¿Buenos días vecino cómo está? A lo que el zapatero le respondió sorprendido buenos días vecino todo bien gracias a Dios en que puedo servirle.


El vecino millonario le dijo que tenía una pregunta, siempre te escucho que te la pasas cantando y que estás feliz, me imagino que eres un hombre muy afortunado, será que me puedes decir cuánto dinero ganas al día, el zapatero le respondió pues vecino simplemente gano lo justo para vivir, con las monedas que me pagan mis clientes compro comida y ya por la noche no me queda nada de dinero, es tan poco que nunca logro ahorrar y mucho menos me puedo dar un lujo.

El vecino millonario le dijo, wao de verdad me gustaría ayudarte para que puedas vivir mejor, recíbame esta bolsa con 100 monedas de oro; espero que con esto sea suficiente para que tengas una vida más feliz, el zapatero quedó en shock y le dijo mire vecino no este jugando conmigo, como me va a dar toda esa fortuna, a lo que él respondió no se preocupe vecino te regalo esta bolsa de oro de buena fe.

Para el señor zapatero todo eso era mucho dinero, pensaba que estaba soñando o que se trataba de un milagro, entonces acepto y le dijo muchísimas gracias vecino que Dios se lo pague, agradeció el zapatero una y otra vez a su vecino millonario y luego ambos se despidieron. Entonces el señor zapatero procedió a ir a esconder la bolsa de monedas de oro en una parte del piso de su casa dónde ningun ladrón las pudiera detectar.

El señor zapatero se acostó a dormir como siempre lo hacia pero esa noche no pudo pegar el ojo pensando en esa bolsa de monedas de oro y que era muy rico, sentía mucho temor de que algún ladrón entrara a robarle todas las monedas de oro y a partir de esa noche todas las demás noches era lo mismo, no podía dormir y daba vueltas y vueltas en la cama pensando que lo iban a robar.


Tanta tensión le resultaba muy insoportable y así pasaron muchas noches, donde el vigilaba y vigilaba su oro escondido debajo del piso de la casa, tanto fue así que su salud se empezó a deteriorar, ahora en las mañanas se levantaba tan agotado que ya no le apetecía ni cantar, dejó de ser ese hombre alegre que trabajaba cada día con mucho amor e ilusión.

Después de varias semanas ya no aguantó más y saco la bolsa de monedas de oro del escondite y se dirigió a la casa del vecino millonario, le toco y toco hasta que el vecino adinerado le abrió la puerta y le dijo buenas noches Sr zapatero cuénteme, a lo que él le respondió buenas noches querido vecino es que vengo a entregarte todas las monedas de oro, estoy muy agradecido pero ya no las quiero, el vecino millonario quedo sorprendido y le dijo ¿De verdad no quieres todo este dinero que te regale? Así es contestó el zapatero, yo era un hombre pobre pero vivía tranquilo y me levantaba cada mañana con ganas de trabajar y muy feliz.

Desde que tengo todo ese dinero vivo intranquilo porque siento que me lo van a robar, por las noches no duermo bien y no disfruto de mi trabajo como lo hacia antes, prefiero vivir en paz que tener tantas riquezas, el señor zapatero le entrego las monedas y se regreso para su casa con mucha satisfacción, regreso a su cuarto y cuando se acostó pudo conciliar el sueño nuevamente y durmió tan profundo que a la mañana siguiente se levanto con muchas fuerzas, con demasiadas ganas de trabajar y se puso a cantar sus canciones favoritas.


El Sr zapatero volvió a ser feliz, y la moraleja de esta historia es que no por ser más rico vas a ser más feliz, ya que la dicha y el sentirse bien con uno mismo se encuentran en muchas pequeñas cosas de la vida; así que disfruta mucho de las cosas que tienes a tu alrededor y sobre todo de las personas que te rodean y que de verdad te quieren y te aprecian.


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