El estómago es uno de los órganos más importantes para nuestra salud digestiva, pero también es un lugar donde pueden alojarse bacterias que causan daños graves sin que nos demos cuenta.
Una de las más peligrosas y menos conocidas es Helicobacter pylori, una bacteria que puede estar presente en nuestro organismo sin mostrar síntomas evidentes, casi la mitad de la población en el mundo la tiene, y puede desencadenar problemas serios como úlceras gástricas, gastritis crónica e incluso cáncer de estómago.
¿Qué es el Helicobacter pylori?
Helicobacter pylori es una bacteria en forma de espiral que se aferra y resiste a la mucosa del estómago, fue descubierta en 1982 por los científicos australianos Barry Marshall y Robin Warren, quienes demostraron que esta bacteria es responsable de la mayoría de las úlceras gástricas y duodenales. Antes de esto, se pensaba que las úlceras eran causadas principalmente por estrés y dieta.
Esta bacteria tiene la capacidad única de sobrevivir en el ambiente extremadamente ácido del estómago gracias a una enzima llamada ureasa, que neutraliza el ácido gástrico alrededor de ella, su presencia puede causar inflamación crónica en la mucosa gástrica, lo que puede derivar en daño tisular.
¿Por qué se le llama la “asesina silenciosa” del estómago?
El Helicobacter pylori es llamada la “asesina silenciosa” porque puede infectar al estómago durante años sin provocar síntomas claros, muchas personas pueden tener esta bacteria y no saberlo, ya que en muchos casos la infección es asintomática.
Sin embargo, con el tiempo, la inflamación crónica causada por esta bacteria puede dañar la mucosa gástrica y puede producir:
Gastritis crónica: Inflamación persistente del revestimiento del estómago.
Úlceras gástricas o duodenales: Heridas abiertas en la mucosa que pueden causar dolor intenso, sangrado y complicaciones.
Cáncer gástrico: La infección prolongada está asociada con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de estómago.
Este proceso ocurre lentamente y sin síntomas aparentes en las primeras etapas, lo que hace difícil detectar la infección a tiempo si no se realizan exámenes específicos.
¿Cómo se transmite el Helicobacter pylori?
La infección por Helicobacter pylori suele ocurrir durante la infancia y se transmite principalmente por vía oral-oral o fecal-oral. Las formas comunes de contagio incluyen:
Consumo de agua o alimentos contaminados.
Cuando hay contacto directo con saliva, vómitos o heces de personas infectadas, mucho cuidado con esto.
Condiciones de higiene deficiente.
Por eso, la infección es más común en países en desarrollo o lugares con condiciones sanitarias limitadas. Sin embargo, también puede afectar a personas en países desarrollados.
- Síntomas frecuentes de la infección por Helicobacter pylori
Aunque muchas personas no presentan síntomas, cuando la bacteria empieza a causar daño pueden aparecer señales como:
Dolor o ardor en la parte superior del abdomen (especialmente con el estómago vacío).
Náuseas o vómitos.
Pérdida de apetito y pérdida de peso inexplicada.
Sensación de hinchazón o distensión abdominal.
Acidez constante.
En casos más graves, sangrado digestivo (vómito con sangre o heces negras).
Si presentas alguno de estos síntomas de forma persistente, es importante acudir al médico para una evaluación.
- Diagnóstico del Helicobacter pylori
Para detectar esta bacteria existen varias pruebas confiables:
Prueba de aliento con urea: Consiste en ingerir una sustancia que la bacteria descompone y luego medir su presencia en el aliento.
Pruebas serológicas: Detectan anticuerpos contra Helicobacter pylori en sangre.
Prueba rápida de antígeno en heces: Busca proteínas específicas de la bacteria.
Endoscopia con biopsia: Permite observar directamente el estómago y tomar muestras para análisis.
El método más adecuado depende del caso particular y los recursos disponibles.
- Tratamiento efectivo para eliminar la bacteria
La infección por Helicobacter pylori se trata con un régimen combinado de antibióticos junto con medicamentos que reducen el ácido gástrico (inhibidores de la bomba de protones). El tratamiento comúnmente dura entre 10 a 14 días e incluye:
Dos antibióticos para evitar resistencias bacterianas.
Un inhibidor de ácido para mejorar la eficacia del tratamiento y disminuir el daño gástrico.
Es fundamental completar todo el ciclo prescrito para asegurar la erradicación completa de la bacteria y prevenir complicaciones.
- Prevención: Cómo evitar contagiarse
Para reducir el riesgo de infección por Helicobacter pylori se recomienda:
Mantener una higiene adecuada: Lavarse las manos con frecuencia, especialmente antes de comer y después de ir al baño.
Consumir agua potable segura.
Evitar compartir utensilios personales o alimentos en condiciones insalubres.
Cocinar bien los alimentos.
Además, en personas con antecedentes familiares o síntomas persistentes, realizar chequeos médicos periódicos puede ayudar a detectar y tratar esta infección a tiempo.
El Helicobacter pylori es una bacteria común pero peligrosa que puede causar graves problemas en el estómago si no se detecta ni trata adecuadamente, su capacidad para permanecer oculta durante años le ha valido el apodo de “asesina silenciosa”.
Conociendo sus síntomas, métodos de diagnóstico y tratamiento, podemos evitar complicaciones severas como úlceras o cáncer gástrico, mantener hábitos higiénicos y consultar al médico ante molestias digestivas persistentes son las mejores armas para combatirla.
No ignores las señales que tu cuerpo te da, si sospechas que puedes estar infectado con Helicobacter pylori, busca atención médica especializada para un diagnóstico certero y un tratamiento adecuado.
Tu salud digestiva lo agradecerá.